La batalla entre Apple y Samsung ha llegado casi a un nivel
propio de equipos de fútbol. Es como la pelea entre la propia Apple e IBM en
los ochenta o, más recientemente, de los partidarios de los Mac y los PC. O
como la clásica entre Coca-Cola y Pepsi-Cola.
Ahora, con las ventas de 'teléfonos inteligentes' frenándose
en Estados Unidos -donde el 61% de los usuarios de telefonía móvil ya tienen un
artefacto de este tipo- la cuestión es: ¿qué van a hacer Apple y Samsung?
La respuesta, según la prensa estadounidense es: de todo.
Las dos empresas están trabajando en un 'reloj inteligente' que, se supone,
recibiría también mensajes y correo electrónico y tendría una esfera bastante
alucinante (por ejemplo, se especula que ésta podría ser flexible). Según
'Financial Times', Samsung va a presentar su 'smartwatch' a principios del mes
que viene en la feria tecnológica IFA, que se celebra en Berlín del 6 al 11 de
septiembre. El diario británico también ha publicado que Apple va muy por
detrás en el proyecto, y que no podrá empezar a fabricar el llamado 'iWatch',
como pronto, hasta finales de 2014.
Algo nuevo
La cuestión es que hasta ahora otros 'relojes inteligentes',
lanzados por gigantes como Sony o Microsoft, se han estrellado en el mercado, y
que Samsung ha jugado muy bien a la hora de imitar a Apple, usando el sistema
operativo Android, de Google. Así que el futuro del reloj-ordenador está aún en
el aire.
Apple necesita sacar algo nuevo porque, desde el iPhone 5,
lanzado hace casi un año, no ha presentado ningún producto nuevo. Su actual
presidente y consejero delegado, Tim Cook, ha destacado a la hora de mejorar la
cadena de distribución y suministros de la empresa, y de satisfacer a los
accionistas, dos áreas en las que su predecesor, Steve Jobs, no daba una. Pero
el carácter innovador de Jobs, que era la seña de identidad de la empresa,
parece haber desaparecido de Apple.
Hasta que ayer 'The Wall Street Journal' informaba de que el
fabricante taiwanés de componentes Hon Hai (Foxconn), que es el mayor proveedor
de los gigantes de la tecnología de consumo (solo en una de sus fábricas en
China trabajan más de 250.000 empleados) recibió hace dos meses un pedido de
Apple para producir dos nuevos modelos de 'teléfonos inteligentes'.
Uno de ellos sería un teléfono con una pantalla con la
resolución y dimensiones de las del iPhone 5. Entre las características de este
dispositivo podría estar la del reconocimiento facial y dactilar, es decir, que
reconozca la cara y las huellas dactilares de su dueño, con lo que no haría
falta una contraseña. Sistemas similares ya se han aplicado en ordenadores y en
otros sistemas electrónicos pero, hasta la fecha, sus resultados en la práctica
han sido mediocres.
El otro iPhone tendría la carcasa de plástico, y estaría
destinado a los países en vías de desarrollo, donde los precios de Apple hacen
sus productos muy poco competitivos. La estrategia de sacar una versión más
barata de sus dispositivos ya fue aplicada por esa empresa, con un éxito moderado,
en 2012, cuando lanzó el iPad mini.
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